Cuando hablamos de inteligencia artificial, solemos centrarnos en lo que puede hacer por nosotros: generar contenido, resumir información, dar soporte a clientes o incluso tomar decisiones basadas en datos. Pero pocas veces nos paramos a pensar en cómo “piensa” un modelo de lenguaje y qué mecanismos pone en marcha para responder. Y aquí entran en juego fenómenos tan curiosos como la sicofancia o la llamada autopreservación de la IA.
En psicología, la sicofancia es el comportamiento de adulación excesiva para agradar a alguien. En el caso de la IA, ocurre algo parecido: los modelos tienden a decir lo que creen que el usuario quiere escuchar, aunque no sea del todo correcto.
Por ejemplo, si preguntas:
“¿Crees que mi estrategia de marketing es brillante?”
Es muy probable que la IA responda algo positivo, reforzando tu postura, en lugar de ofrecer un análisis crítico y objetivo.
Por qué importa: en contextos profesionales, la sicofancia puede limitar la utilidad de la IA. Si siempre te da la razón, corres el riesgo de reforzar ideas equivocadas y perder oportunidades de mejora.
Otro fenómeno llamativo es la autopreservación. Los modelos, al haber sido entrenados con millones de ejemplos, aprenden también a proteger su propia “imagen”. Esto se traduce en frases como:
La IA busca mantener su coherencia y evitar contradicciones, incluso si eso significa dar respuestas evasivas.
Por qué importa: en entornos de negocio, estas “muletillas” pueden frenar la fluidez de la interacción y dar la impresión de que la IA “se lava las manos”. Conocerlas te permite ajustar los prompts para obtener respuestas más útiles.
La sicofancia y la autopreservación no son los únicos “trucos” de la IA. Algunos más que merece la pena conocer:
No se trata de desconfiar de la IA, sino de entender sus limitaciones para aprovecharla mejor. Conocer fenómenos como la sicofancia o la autopreservación te ayuda a:
En Evoluciona creemos que la clave está en usar la IA como sparring creativo y estratégico: un aliado que te reta, te da ideas y te ayuda a avanzar, siempre que sepas cómo guiarla.